“Cuando una persona se auto-descubre con sus propios rasgos repetitivos, tontos y automáticos, comienza a percibirse como un verdadero idiota. En este momento aparece un estado de bienestar, calma y auto-aceptación. Algo así como el comienzo de una sabiduría propia, que siempre estuvo ahí”. (Claudio Naranjo)

Como refiere el Maestro Claudio Naranjo el darnos cuenta de nuestros mecanismo neuróticos automáticos nos coloca en un lugar de verdadera sabiduría, la de ser Idiotas Sagrados.

 En mi visión y experiencia personal, tras atravesar muchos de los dolores necesarios para poder tener tal percepción de idiocia, pareciera como si uno estuviera más cerca del verdadero ser, como si uno perteneciera más a uno mismo incluyendo todos los aspectos tanto positivos como negativos, y esto produjera como una especie de bienestar,  una caída a un espacio propio  de calma y sosiego. 

Pareciera como si al aceptar el hecho humano de ser Idiotas Sagrados, por el hecho de vivir atrapados en mecanismo automáticos provenientes de la adaptación social durante la infancia, estuviéramos aceptando la parte tragicómica de nuestra vida, que por otra parte todos inevitablemente tenemos. 

Esta es, para mi gusto, la gran aportación del Clown. El poder reírnos de nosotros mismos. El poder abrazar nuestra parte idiota y mostrarla al público, como un ejercicio de coraje y vulnerabilidad, como un regalo para que cada persona del público pueda reconocer igualmente su propia estupidez y vulnerabilidad.  Como el reflejo en un gran espejo de lo propiamente humano. 

Y desde esta inmensa generosidad del Clown, la aparición de esta Risa Complice y Amorosa que se despierta en el público al ver la condición humana desenvolviéndose en su desarrollo tragicómico. 

Esta Risa Compasiva que nos avala en nuestra propia condición, que nos devuelve la pertenencia a nuestras partes ingenuas, excluidas y no adaptativas dentro del modelo patriarcal dominante. Esta Risa que nos hace recuperar nuestra valoración perdida, nuestra dignidad de ser lo que somos con nuestras luces y nuestras sombras.